Una práctica que casi hemos abandonado es la de ayunar, es decir, privarnos de alimento para fortalecer la voluntad y así poder renunciar a lo que nos estorba para ser buenos cristianos. Te invito a que durante este periodo de Adviento relices algún pequeño ayuno que te vaya dando fuerzas para vencer tus tentaciones y poder llegar a la fiesta de Navidad con un corazón lleno de gozo y de la gracia de nuestro Señor. Recuerda que lo puedes hacer paulatinamente.
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