No matarás. Éxodo 20:13
El Señor mata, él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir. 1 Samuel 2:6
En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; él oyó mi voz desde su templo… Me sacó de las muchas aguas. 2 Samuel 22:7, 17
El sexto mandamiento: “No matarás”, aborda un tema fundamental: la vida. El autor de la vida es Dios (Génesis 2:7). Sólo a él corresponde dar la vida o quitarla: “El Señor mata, y él da vida” (1 Samuel 2:6). Por ello Dios prohíbe al hombre poner fin a la vida, ya sea su propia vida o la de otro. Mediante este mandamiento condena el homicidio voluntario, es decir, el asesinato deliberado. Ahora bien, vivimos en un mundo violento en donde asesinatos y suicidios van en aumento.
El hombre moderno se arroga el derecho de señorear sobre la vida y la muerte. Acabar con la vida es cada vez más tentador para resolver los problemas humanos. Por medio del aborto se destruye el principio de una vida, una vida que alguien consideró indeseada. La eutanasia se propone para terminar, antes de su término natural, con sufrimientos y minusvalías difíciles de soportar. El suicidio es el homicidio de uno mismo, y tiene lugar cuando el individuo llega a preferir la muerte a la vida. Satanás, el padre de mentira y homicida desde el principio (Juan 8:44), hace creer que no hay otras soluciones a estas situaciones desesperantes.
Dios tiene exigencias, pero también ha reservado respuestas de misericordia y gracia insospechables para aquellos que confían en él.
El Señor mata, él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir. 1 Samuel 2:6
En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; él oyó mi voz desde su templo… Me sacó de las muchas aguas. 2 Samuel 22:7, 17
El sexto mandamiento: “No matarás”, aborda un tema fundamental: la vida. El autor de la vida es Dios (Génesis 2:7). Sólo a él corresponde dar la vida o quitarla: “El Señor mata, y él da vida” (1 Samuel 2:6). Por ello Dios prohíbe al hombre poner fin a la vida, ya sea su propia vida o la de otro. Mediante este mandamiento condena el homicidio voluntario, es decir, el asesinato deliberado. Ahora bien, vivimos en un mundo violento en donde asesinatos y suicidios van en aumento.
El hombre moderno se arroga el derecho de señorear sobre la vida y la muerte. Acabar con la vida es cada vez más tentador para resolver los problemas humanos. Por medio del aborto se destruye el principio de una vida, una vida que alguien consideró indeseada. La eutanasia se propone para terminar, antes de su término natural, con sufrimientos y minusvalías difíciles de soportar. El suicidio es el homicidio de uno mismo, y tiene lugar cuando el individuo llega a preferir la muerte a la vida. Satanás, el padre de mentira y homicida desde el principio (Juan 8:44), hace creer que no hay otras soluciones a estas situaciones desesperantes.
Dios tiene exigencias, pero también ha reservado respuestas de misericordia y gracia insospechables para aquellos que confían en él.
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