La ley… es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Romanos 7:12 Bienaventurados los... que andan en la ley del Señor. Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. Salmo 119:1, 18
Leer Éxodo 20:1-17
El término «ley» evoca un conjunto de reglas establecidas para el buen funcionamiento de la vida en sociedad. Las leyes pueden variar de un país a otro; e ignorar la ley del país donde uno vive no lo exime de su cumplimiento. ¿Y qué ocurre hoy con la ley de Dios? ¿Hay todavía alguien que conozca los diez mandamientos que Dios dictó a su siervo Moisés, hace más de 3.000 años, para el pueblo hebreo? Durante siglos esta ley ha servido de referencia en los países cristianizados.
Los cuatro primeros mandamientos establecen la relación del hombre con Dios, y los seis restantes establecen la relación del hombre con su prójimo. En cada una de esas relaciones hay un principio de amor hacia Dios y hacia el prójimo. Un autor contemporáneo llama a esta ley: «La declaración mundial de los deberes del hombre». Pero este ideal nunca pudo hacerse realidad, pues la violencia, la corrupción y la falta de respeto hacia los demás marcaron el curso de la historia de la humanidad.
¿Será imposible poner en práctica estos mandamientos, lo que nos permitiría vivir en un mundo al que todos aspiramos? ¿Por qué en el tercer milenio estos mandamientos son dejados de lado y negados? Y para nosotros, cristianos, ¿perdieron su verdadero valor?
Leer Éxodo 20:1-17
El término «ley» evoca un conjunto de reglas establecidas para el buen funcionamiento de la vida en sociedad. Las leyes pueden variar de un país a otro; e ignorar la ley del país donde uno vive no lo exime de su cumplimiento. ¿Y qué ocurre hoy con la ley de Dios? ¿Hay todavía alguien que conozca los diez mandamientos que Dios dictó a su siervo Moisés, hace más de 3.000 años, para el pueblo hebreo? Durante siglos esta ley ha servido de referencia en los países cristianizados.
Los cuatro primeros mandamientos establecen la relación del hombre con Dios, y los seis restantes establecen la relación del hombre con su prójimo. En cada una de esas relaciones hay un principio de amor hacia Dios y hacia el prójimo. Un autor contemporáneo llama a esta ley: «La declaración mundial de los deberes del hombre». Pero este ideal nunca pudo hacerse realidad, pues la violencia, la corrupción y la falta de respeto hacia los demás marcaron el curso de la historia de la humanidad.
¿Será imposible poner en práctica estos mandamientos, lo que nos permitiría vivir en un mundo al que todos aspiramos? ¿Por qué en el tercer milenio estos mandamientos son dejados de lado y negados? Y para nosotros, cristianos, ¿perdieron su verdadero valor?
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