10° mandamiento: No codiciarás

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Éxodo 20:17

Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Gálatas 5:16

La palabra codiciar significa: «Desear con ansia las riquezas u otras cosas». La publicidad explota cada vez más las tendencias menos nobles del hombre, tales como la codicia, para promover la venta de artículos o servicios. Algunas imágenes impactantes despiertan en nosotros un gran deseo de posesión y nos incitan a hacer cualquier cosa para satisfacerlo.

Sin embargo Dios, que conoce perfectamente el corazón humano, dice explícitamente en su ley: “No codiciarás”. Dicho de otra manera, «no cultivarás ese sentimiento de insatisfacción que te lleva a querer siempre lo que no tienes», cuyas consecuencias son la búsqueda de un materialismo desenfrenado, así como también la incitación a cometer acciones graves como el robo o el adulterio.

El cristiano también corre el peligro de ceder a la codicia. “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:12). No codiciar es una lucha que empieza en los pensamientos. ¿Qué es lo que busco? ¿Lecturas, películas, emisiones televisivas, compañías que fomentan la codicia? ¡Velemos! El cristiano posee dos armas para resistir: la lectura asidua de la Biblia y la oración. Cuando la tentación se acerque, huyamos, desviemos nuestra mirada a fin de “alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

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