Como hacer una buena oración

“A Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos su Palabra”
San Jerónimo

Una de las líneas que Dios nos dio en el pasado Sitio de Jericó es combatir en “La Batalla Espiritual” (Efesios 6,10-18). En el desierto Jesús venció al demonio con las armas de la Palabra, el ayuno y la oración (Lc.4,1-13). Hoy día nuestra Madre Santísima nos da las 5 piedritas (1Sam.17,40) del pequeño David contra Goliat: Palabra, Ayuno, Oración, Confesión mensual, y Eucaristía.

En esta hoja de instrucción te exhorto a que uses esas armas contra nuestros enemigos, que son “el mundo, el demonio, y la carne”, así como nuestra Madre la Iglesia nos enseña, para que, con la ayuda de la Gracia, alcances la santidad que es la unión con Dios.

Te presento a continuación una estrategia valiosísima, que muchos santos han utilizado en su vida espiritual. Un método muy antiguo, práctico y sencillo, basado en la Palabra de Dios para orar y transformar la vida. No es complicado, de mucho provecho aunque no tengas gran conocimiento de la Biblia.

Se llama Lectio Divina (se pronuncia leccio divina, y tiene 5 pasos: lectio, meditatio, oratio, contemplatio, actio). “Es leer la Palabra de Dios en oración y escuchar lo que Dios me dice, para después yo hablar con Él y vivir lo que esa Palabra me dijo”.

En silencio y recogimiento, toma en tus manos la Biblia (selecciona una perícopa , o sea un relato o discurso con unidad), o el Leccionario- o misalito mensual- (con las lecturas de la misa del día), selecciona una lectura. Y haz los siguientes pasos:

Invoca al Espíritu Santo: Para que te ilumine y de sabiduría para entender la Palabra en la fe. Sin el don del Espíritu no penetrarás hasta el fondo de la Palabra y caerás en interpretaciones a tu antojo. Invoca con humildad al Espíritu Santo como tú gustes, aunque te sugiero esta oración:

“¡Ven Espíritu Santo. Ven por la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María Santísima, tu amadísima esposa!” (Tres veces).

I Lee la Palabra de Dios (Lectio)
Lectura lenta y atenta con la seguridad que estás escuchando al Señor. Lee sin prisa, y no digas: “Esta palabra ya me la se”. Lee y relee (2, 3 o 5 veces), incluso, si te ayuda, en voz alta. Si quieres mirar con la imaginación: personajes, ambiente, sentimientos, acciones... Puedes subrayar con lápiz una idea o frase que te impacte o si llegas a una frase que te pegue, detente ahí. Esa frase se llama ECO (porque resuena dentro de tu interior).

II Medita la Palabra de Dios (Meditatio) o ECO
Dejar que resuene, rumiar y asimilar esa Palabra para que entre a lo íntimo de tu corazón. Si quieres cierra los ojos. En esa frase ECO ¿Qué te dice el Señor? Te sugiero que escribas ese ECO: debe ser una frase no tan larga (Puedes tener un cuaderno para escribir lo que diario te dice el Señor). Mastica esa Palabra confrontándola con tu vida.

III Ora la Palabra de Dios (Oratio)
Orar respondiéndole a Dios después de escucharlo. Es decir “sí” a su Voluntad y a su plan para tí. Es conversación con Dios Padre, o Jesús, o el Espíritu Santo, o los tres. Es alabanza, perdón, acción de gracias, petición, adoración... Orar es lo que tú le dices al Señor. Con confianza pedirle fuerza, entregarse a Él, disponerse a su poder, decirle gracias, exaltarlo... Orar no es sólo sentimentalismo, aunque sí intervienen los sentimientos. Es buscar la Voluntad de Dios para vivirla.

IV Contempla la palabra de Dios (Contemplatio)
No es una técnica, el mismo Señor te introduce en ella. Es un don del Espíritu que brota de la Lectio bien hecha. Aquí tú eres pasivo, la acción le corresponde a Dios. Cierra tu cuaderno y tus ojos. No hables. Descubrirás con el corazón, no con la mente, el misterio divino. “Yo lo miro, Él me mira”. Descansa en Él, ábrete a su amor, acoge su reino dentro de tí. Todo es don y gratuidad.

V Actúa y conserva la Palabra en la Vida (Actio)
¿Qué vas a hacer hoy con esta Palabra?. Hacerla realidad, transformarla en vida vivida, como Jesús. Decidir actuar en concreto según los valores evangélicos. Es trazar una línea de acción a la luz de esta Palabra. Si haces este paso siempre, tu vida será cada vez más coherente, con frutos del Espíritu: amor, paz, gozo, servicio...

Respecto al tiempo, la lectio divina se lleva media hora, o una o tres horas. Depende de las circunstancias. Aconsejo sea diaria. El sábado o domingo, o un día libre puede durar más.

El lugar puede ser cualquiera, que reúna las condiciones de recogimiento y silencio: casa, cuarto, campo...Sería óptimo en una capilla o templo, ante el Santísimo expuesto o ante el Sagrario. Al principio, para aprender bien, hacer taller en grupitos. Después en soledad con Dios.

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