Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: "¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?" Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan". Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?" Jesús le respondió: "Díganle a la gente que se siente". En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil. Juan 6, 1-15
Hoy se nos ha olvidado dar las gracias por la oportunidad que tenemos de tener un pedazo de pan en nuestra mesa. No entendemos todavía, que hoy eso es un privilegio que muchos no se pueden dar, y debemos dar gracias es a Dios que nos socorre todo.
Si bien es cierto que las cosas las conseguimos con nuestro trabajo, no hay que olvidar que esos trabajos se los debemos a Dios y que todo esos dones que tenemos nos vienen de su generosa mano. Nos sentamos a comer y nos paramos, sin ni siquiera recordar dar gracias al Padre por el alimento y mucho menos por la vida. En muchas oportunidades además, desperdiciamos lo que tenemos. Cuanta comida se bota a la basura, cuanta preparamos de más sin preocuparnos de que muchos de nuestros hermanos, ni siquiera tienen un pedazo de pan en su mesa. La sociedad de consumo nos esta llevando a esto, y nosotros caemos en esa trampa buscando una felicidad que definitivamente no esta en lo material, sino en el compartir.
Recordemos además que este gesto de Jesucristo, nos enseña que no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Y Jesús se nos ofrece como ese pan espiritual que no dejara que desfallezcamos.
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