Nuestra Señora del Carmen

Hoy, 16 de julio, la Iglesia se viste de gala para celebrar la fiesta de NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, recordando el día en que, según la tradición carmelitana tardía, la Virgen entregara en una visión, el Escapulario del Carmen a San Simón Stock en el año 1251. Esta fiesta se estableció hacia el año 1380, en agradecimiento de la aprobación de la Regla Carmelita por el Papa Honorio III, pero solo en 1726 entró en el calendario romano. Ésta una de las fiestas marianas más populares y queridas en todo el continente Latinoamericano. Unidos, pues, a la familia carmelitana, y a cuantas llevan el nombre de Carmen, celebremos con gozo y especial devoción esta fiesta.
Meditación: 
QUERIDA VIRGENCITA DEL CARMEN: celebrar hoy tu fiesta es ver en las muchas plazas e Iglesias de América Latina, como también en tantas partes del mundo, las procesiones en las que el pueblo fiel y sencillo reza, baila, come y se alegra por la Madre de Dios. Virgen del Carmen, las canciones populares de tu fiesta dicen que tu eres la mejor de las vírgenes porque sabes preparar como nadie las mejores viandas y bebidas. No hay fiesta mariana tan introducida en el corazón del pueblo como ésta, la cual nos remonta a muchos siglos antes, cuando el profeta Elías, en el Monte Carmelo, venció a la idolatría con la afirmación plena del puro monoteísmo hebreo. El Carmelo era una región montañosa en Tierra Santa a donde muchos se retiraban para dedicarse al ayuno, la oración y la penitencia. En la edad media, estos grupos entraron en contacto con los cruzados que llegaban a Tierra Santa, y se organizaron en una orden religiosa llamada “los carmelitas”. A los comienzos pasaron por muchas penurias dificultades, por lo que el sexto general superior, San Simón Stock, acudió en tu ayuda. Tu, Virgen Santísima, como siempre solícita a las súplicas de los atribulados, acudes a su llamado y te apareces a San Simón Stock, entregándole un pequeño retazo de tela de color pardo con una abertura para introducir la cabeza: “Toma, le dices, este es mi escapulario, señal de mi amistad. Quien lo lleve será preservado del fuego eterno”. La tradición refiere que 70 años más tarde tu misma te apareces al Papa Juan XXII y le prometes que a todos los que lleven el escapulario del Monte Carmelo, les socorrerás cuando estuviesen en el fuego del purgatorio, liberándolos de este, el sábado siguiente a su muerte, con tal que evitasen al máximo el pecado y rezaran todos los días en tu honor. El escapulario se convirtió así en el emblema que garantizaba tu protección a todos sus hijos que acudían a ti en oración. Virgencita del Carmen, gracias por tu amor maternal, hoy en el día de tu fiesta te pedimos por todos nosotros y en especial por los que están en peligro de condenación. Ref: Radio Vaticano

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