Padre Santo, tú nos has liberado del pecado y de la muerte por medio del sacrificio de tu Hijo Jesucristo, y nos has dado nueva vida con su Resurrección. Deseamos profundamente ser libres y por eso nos adherimos a Cristo, amándolo con todo nuestro corazón, porque sólo en Él encontramos la paz. Libra, Señor, al mundo entero del pecado que enceguece, esclaviza y que tiraniza al ser humano, y llévanos a conocer a tu Hijo, Camino de libertad, Vida libre, Verdad que libera. Que podamos, oh, Dios, tener coherencia entre aquello que creemos y lo que vivimos; que nuestro pensar, hablar, sentir y actuar, estén armónicamente ligados por la fe y en esa coherencia demos testimonio de que sólo Tú eres la auténtica felicidad del ser humano. Virgen María, modelo de creyente, ayuda a los miembros de la iglesia a ser fieles y su compromiso de amor por Cristo. Amén
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