Te saludamos, santa Madre, porque diste al mundo al Rey que gobierna para siempre el cielo y la tierra.
En esta festividad de Nuestra Señora de Guadalupe hacemos memoria la aparición que hizo al Santo Juan Diego cuando iba hacia el Tepeyac México, en 1531. Ella se le presentó como "la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios". A propósito de esta fiesta, el Papa Francisco expresó: "Ella le decía a San Juan Diego: Por qué tienes miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu madre? La misericordia más grande radica en el estar medio de e nosotros, en su presencia y compañía Camina junto a nosotros, nos muestra el sendero del amor, nos levanta de nuestras caídas (y con qué ternura lo hace) nos sostiene ante nuestras fatigas, nos acompaña en todas las circunstancias de nuestra existencia, nos abre los ojos para mirar las miserias propias y del mundo, pero a la vez nos llena de esperanza". En 1709, siguiendo la voluntad expresa de la Santísima Virgen María, se construyó en el mismo sitio de las apariciones una primera basílica, conocida como la "vieja basílica", y entre 1974 y 1976, se construyó la basílica actual, hermoso santuario al que acuden grandes multitudes de peregrinos y en donde se venera la histórica imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. En 1910, el Papa San Pio X proclamó a la Virgen de Guadalupe como "Madre patrona de Hispanoamérica". En 1979 el Papa San Juan Pablo ll consagró a ella todo el continente americano y en 1999 la proclamó su "patrona y protectora".
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