"En una nube luminosa se apareció el Espíritu Santo y se oyó la voz del Padre que decía: este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo". (Mt 17, 5)
La liturgia nos presenta la Transfiguracion del Senor Dios ha querido en su inmenso amor, mostrarnos lo grandioso que es lo que hace por nosotros. También somos invitados a subir al monte y ver la maravilla de su rostro que desea ser irradiado con cada una de nuestras obras. En la primera lectura, el profeta Daniel tiene una vision nocturna y alli ve a un anciano con su vestido blanco. No es necesaria una vision cuando desde la fe todo lo vemos irradiado del amor de Dios. La fe es ver el actuar del Senor a pesar de las dudas los momentos dificiles en nuestro caminar. Cada vez que vemos el rostro de Dios, la vida se transfigura y por eso repetiremos con el Salmista: "Todos los pueblos contemplan su gloria". San Pedro, en segunda lectura de este dia, expresa que el poder de Dios no es una fabula sino esa experiencia que se ha tenido de El al ver las obras maravillosas. La misma palabra de los profetas ha servido como lampara encendida en el caminar de la fe de muchas personas, hoy deberia ser lo mismo. Dios sigue transfigurando nuestra vida desde su misma Palabra. San Mateo, en su texto evangélico nos presenta a Pedro, Santiago y Juan; tres testigos de este momento unico inenarrable. iQué privilegio tan enorme!, cualquiera de nosotros deberia desear estar en esa experiencia mistica y a la vez terrena. Las palabras de Pedro son la mayor invitacion a vivir cada momento de nuestra vida en un constante buscar a Dios y poder exclamar: "¡Qué bien se esta aqui!". Que nunca nos dé pereza la oracion, la Eucaristia, el santo Rosario, etc., por el contrario sean momentos donde Dios se sigue revelando y nosotros nos dejamos transformar por Él.
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