La profecía de la estrella que guía el camino - Diciembre 16

"Ven, Señor, Tú que te sientas sobre querubines, que brille tu rostro y nos salve" (Sal. 79, 2. 4)

La estrella es uno de los símbolos más representativos de la Navidad pues recuerda la promesa hecha a los sabios de Oriente para identificar al Rey de los Judíos. En la antigüedad, la estrella era signo de Dios y de un rey divinizado que evocaba la monarquía davídica y, para el futuro, al Mesías, a Jesús recién nacido. El libro de los Números (24, 17) profetizó: "Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso, pero no de cerca: de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel, Estas palabras se cumplieron en nuestro Señor Jesucristo, pues unos magos que venían de Oriente vieron su estrella y vinieron a adorarlo (Mt 2, 1-2). El que hombres sabios y no pertenecientes al pueblo de Israel vinieran desde tan lejos para adorar al Señor, da cuenta de la misión de Jesús: ofrecer la salvación también a los paganos. Hermanos, la estrella navideña es símbolo de esperanza por el Rey que ya viene, Aquel que buscaron los magos y que no hallaron en el palacio de Herodes, sino en un humilde pesebre en el silencio de la noche. La estrella nos recuerda que nuestro Rey es el Mesías, el anhelado y esperado, es la estrella que nos guia en la tiniebla para no perdernos en el camino; es la luz que socorre a todos sin distinción, pues, así como el sol sale igual para justos y pecadores.

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