Estos santos niños mártires que ordenó sacrificar el rey Herodes no pudieron confesar a Cristo de palabra, lo confesaron con su muerte. E evangelista San Mateo nos cuenta que unos Magos llegaron a Jerusalén preguntando "¿dónde está el rey de los judíos que ha nacido?" (Mt 2, 2), pues habían visto aparecer su estrella recordaban la profecía del Antiguo aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un rey que reinará que decía: "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un rey que reinará sobre todas las naciones" (Nm 24, 17); por eso se habían venido de sus lejanas tierras a adorar al recién nacido. La ciudad de Jerusalén se conmovió ante este anuncio tan importante Herodes se asusto con esta noticia: ahora si habla nacido el Rey que iba a gobernar el mundo entero. Por eso, el Tetrarca dispuso tomar medidas para terminar con ese miedo; fingió ante los Magos diciéndoles: "Vayan y busquen a ese niño, cuando lo encuentren me informan para ir yo también a adorarlo. Luego, llamó a sus consejeros para saber con exactitud lugar de nacimiento del rey esperado y al darse cuenta de ello, rodeó con ejército la pequeña ciudad de Belén ordenó a sus soldados que mataran Virgen todos los niños menores de dos años en la ciudad y sus alrededores. No obstante, antes de ello Dios avisó en sueños a San José de esta situación para que saliera huyendo con el Niño y su Esposa a Egipto, para que, cuando llegaran los asesinos, no encontraran al niño que buscaban para matarlo Hermanos, al celebrar el martirio de estos niños inocentes oremos por tantas injusticias que se cometen en contra de ellos actualmente: explotación sexual, trabajo infantil, abandono, abortos y otras violaciones que atentan contra la dignidad del menor indefenso.
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