El Servicio a nuestros hermanos

Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer‘". Lucas 17, 7-10

Cada uno de nosotros tiene un lugar particular para que sirva a la construcción del Reino. Algunos como profesionales, otros como empleados, otros como padres de familia, como hijos, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, etc. En cada una de nuestras actividades, estamos obligados por nuestro bautismo a construir el Reino de Dios que, de acuerdo a san Pablo, es "justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo".

Para servir de corazón, lo más sencillo es considerarnos como servidores, no más que nadie ni por encima de nadie. La humildad es ante todo, la que nos puede acercar al amor, y amor es caridad con nuestros hermanos. 
  
Pues bien, una vez que hayamos hecho crecer la justicia en nuestros lugares de trabajo o estudio, que hayamos sido un vehículo para fomentar la paz y la concordia en nuestras familias y con los vecinos, y cuando hayamos sembrado la semilla de la alegría en todo nuestro alrededor, lo único que podremos decir será: "No he hecho sino lo que era mi obligación hacer como discípulo de Cristo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario