La Pascua hace que la lglesia vibre de alegría por la Resurrección del Señor, y para continuar cultivando nuestra fe, contemplaremos la figura del discípulo de San Pedro e intérprete del segundo Evangelio, San Marcos. Se le representa como un león alado en relación a uno de los cuatro seres vivientes del Apocalipsis. Hay quienes consideran que esto se debe a que el Evangelio de San Marcos inicia con Juan Bautista clamando en el desierto a modo de un león que ruge. Su Evangelio fue el primero en escribirse, quizás entre los años 64 y 70 d.C Juan Marcos, como se le conoce en el Libro de los Hechos (Hch 12, 12), fue un gran evangelizador. Compañero de San Pablo junto con su primo Bernabé siguió a San Pedro hasta Roma como su fiel intérprete, escribiendo allí el Evangelio que lleva su nombre. Es el reflejo de lo que San Pedro presenció y que se le ha quedado grabado en su memoria. Se fijó más en los hechos de Jesús que en sus discursos. Presentó atractivos cuadros: gestos, miradas, sentimientos de Jesús. Según la tradición, corroborada por Eusebio de Cesarea, fundó la lglesia de Alejandría. En Egipto, fue martirizado en el año 67 d C.
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