El Santísimo Nombre de Jesús - Enero 03

"Al Nombre de Jesús toda rodilla se doble -en el cielo, en la tierra, en el abismo- y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre". 
(Flp 2, 10-11)

El Santísimo Nombre de Jesús, en hebreo leoshua, significa «Dios Salva» (Mt 1, 21) y nos protege de Satanás y sus artimañas, pues el mal ya ha sido vencido en la cruz de Cristo. Invocado con confianza, el Nombre de Jesús brinda ayuda en las pruebas espirituales y en las necesidades corporales, según la promesa de Jesucristo: «En mi Nombre expulsarán demonios, nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien» (Mc 16, 17-18). El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que «el segundo mandamiento prescribe respetar el Nombre del Señor. Pertenece, como el primer mandamiento, a la virtud de la religión y regula más particularmente el uso de nuestra palabra en las cosas santas. Dios confía su Nombre a los que creen en El; se revela a ellos en su misterio personal. El don del Nombre pertenece al orden de la confidencia y la intimidad. "El Nombre del Señor es santo". Por eso el hombre no debe hablarán lenguas hacer mal uso de él. Lo debe guardar en la memoria en un silencio de adoración amorosa. No lo empleará en sus propias palabras, sino para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo» (CIC 2142-2143). Esta memoria se introdujo en el siglo XVI; en el año 1530, el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la celebración del oficio del Santísimo Nombre de Jesús. San Bernardino de Siena propagó este culto con sus discípulos, por eso decía: «Este es aquel Santísimo Nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia».

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