La oración que Jesús hace por sí mismo es la petición de su propia glorificación, de su propia "elevacion" en su "hora". En realidad es más que una petición y que una declaración de plena disponibilidad a entrar, libre y generosamente, en el designio de Dios Padre que se cumple al ser entregado y en la Muerte y Resurrección. Esta "hora" comenzó con la traición de Judas (Jn 13,31) y culminará con la Ascensión de Jesús Resucitado al Padre. Jesús comenta la salida de Judas del cenáculo con estas palabras: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él" (Jn 13, 31). El Evangelio de este día se refiere a la traición de Judas y su negativa a aceptar el amor predicado por Jesús. La hora de la Pasión ha llegado, la glorificación del Mesías se acerca con prontitud y es anunciado por Él de manera muy clara; este anuncio seguido de la profecía sobre la negación de Pedro, es una llamada de atención a todos nosotros, los que seguimos a Cristo, a lo largo de nuestra vida. ¿Cuántas veces, impactados por las celebraciones litúrgicas, procesiones o representaciones que caracterizan a esta semana, unidos el clima penitencial propio, nos llevan a hacer una reflexión pronta y sin medida de nuestra vida, lo que culmina con una rápida conversión y un compromiso de mejorarla, que al paso de los días olvidamos? Cristo nos hace este llamado, en la persona de Pedro a rectificar nuestra actitud, a dar nuestra vida sin condiciones y con la seriedad propia que conlleva su entrega por nosotros. Este pasaje de San Juan tiene muchos elementos en común con la parábola del sembrador, en especial el punto en que se hace referencia a la semilla que cae entre piedras. Esa semilla crece pero por no tener raíz, se seca rápidamente. Muy revelador resulta este pasaje para nosotros, ya que podemos vernos representados en esa semilla sobre piedra. ¿Somos aquellos que al escuchar la Palabra de Dios, nos sentimos ilusionados con ella, pero al sentir el rigor que esto implica, renunciamos sin más lucha? Pongamos especial atención a la oración colecta y pidamos celebrar los misterios de la Pasión del Señor con tal fe que merezcamos su perdón, a fin de que desde lo más íntimo de nuestro ser, se suscite un cambio de vida y de actuación ante los demás.
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