(Papa Benedicto XVI) El Sábado Santo es el día en el que la liturgia calla, el día del gran silencio, en el que se invita a los cristianos a mantener un recogimiento interior para prepararse mejor a la Vigilia pascual. En muchas comunidades, se organizan retiros espirituales y encuentros de oración mariana para unirse a la Madre del Redentor, que espera con trepidante confianza la resurrección de su Hijo crucificado. En la Vigilia pascual, el velo de tristeza que envuelve a la Iglesia por la muerte y la sepultura del Señor será rasgado por el grito de victoria: ¡Cristo ha resucitado y ha vencido para siempre a la muerte! Entonces podremos comprender verdaderamente el misterio de la cruz. “Dios crea prodigios incluso en lo imposible escribe un autor antiguo- para que sepamos que sólo Él puede hacer lo que quiere. De su muerte procede nuestra vida, de sus llagas, nuestra curación, de su caída, nuestra resurrección, de su descenso, nuestra elevación” (Anónimo). Animados por una fe más sólida, en el corazón de la Vigilia pascual acogeremos a los recién bautizados y renovaremos las promesas de nuestro bautismo. Así experimentaremos que la Iglesia está siempre viva, que siempre rejuvenece, que siempre es bella y santa, porque está fundada sobre Cristo que, tras haber resucitado, ya no muere nunca más. Queridos hermanos y hermanas, el misterio pascual, que el Triduo sacro nos hace revivir, no es sólo recuerdo de una realidad pasada: es una realidad actual. También hoy Cristo vence con su amor al pecado y a la muerte. El mal, en todas sus formas, no tiene la última palabra. El triunfo final es de Cristo, de la verdad y del amor. Como nos recordará San Pablo en la Vigilia pascual, si con Él estamos dispuestos a sufrir y morir, su vida se convierte en nuestra vida (Rm 6, 9). En esta certeza se basa y se edifica nuestra existencia cristiana. Invocando la intercesión de María Santísima, que siguió a Jesús por el camino de la pasión y de la cruz, y lo abrazó antes de ser sepultado, les deseo a todos que participen con fervor en esta Vigilia pascual para experimentar la alegría de la Pascua junto con todos nuestros seres queridos.
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