Domingo de Ramos

Domingo de Ramos. Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa, en la cual la Iglesia celebra los misterios de la salvación realizados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por la entrada mesiánica en Jerusalén. Durante la Edad Media, el rito de los ramos adquirió un tono dramático, revistiéndose de cantos, bendiciones y expresiones plásticas. En el misal actual, la procesión y la misa ya no son dos partes independientes sino elementos de un todo. De hecho, ni la procesión tiene un final ni la misa un principio, pues aquélla desemboca en ésta como su rito de entrada. De este modo, el domingo de ramos se presenta como presagio del triunfo real de Cristo y anuncio de la Pasión, aspectos que han de evidenciarse tanto en la celebración como en la catequesis del día. La procesión resalta no tanto el simbolismo de las palmas y ramos cuanto el homenaje a Cristo, Mesías-Rey, y sigue el ejemplo de quienes le aclamaron como redentor de la humanidad. Según el Catecismo: “La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su Muerte y Resurrección. Con su celebración, el domingo de Ramos, la liturgia de la Iglesia se abre a la Semana Santa” (n. 560).

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