Como María, participemos en el misterio de amor que Dios realiza en nosotros - Dic 22

Estamos ya próximos a celebrar el Nacimiento del Niño Jesús, nuestro Salvador, por eso dediquemos nuestra meditación a María, mediadora entre Dios y la humanidad para que el misterio de la salvación llegara hasta cada uno de 'nosotros. Al contemplar a María en el pesebre nos encontramos con una joven que participa activamente en el misterio que se realiza en Ella. Miles de mujeres de todo el mundo saben por lo que está pasando María: «Dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre» (Lc 2, 7). De esta manera, María vive la experiencia del parto en una situación de suma pobreza y en un lugar que no era oportuno para dar a luz al «Hijo del Altísimo». Ella no puede ofrecer al Niño ni siquiera lo mínimo que suelen preparar las madres para honrar y proteger a su recién nacido; por el contrario, María debe envolverlo en los pañales que, seguramente por precaución, llevaba en su austero equipaje. Sin ropa fina ni ajuar especial, tuvo que acostarlo sobre unas pajas, «en un pesebre», cuna improvisada procurando que esté cómodo y no pase frío. María lo contempla, lo adora y lo atiende lo mejor que puede; tanto Ella como José saben que tienen ante sus ojos al Amor amante del Señor y que no hay alegría más grande para ellos. Enseñemos a nuestros hijos a ser dóciles al amor como María y a contemplar el verdadero Regalo que nos ha dado el Señor, en la persona de su Hijo amado.

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