Si una fe no mayor que un grano de mostaza es capaz de mover una montaña (Mateo 17:20), probablemente consideras microscópica tu fe, dado que no tienes indicios de que tus súplicas sean respondidas. Sé que eso puede resultar descorazonador, pero no debería impedirte que me pidas que obre un milagro cuando te haga falta. Hay un par de cosas que debes saber acerca de la fe. Primero, que no es una virtud que puedas alcanzar u obtener por tu cuenta, sino un don de tu Padre celestial. Segundo, que necesita, al igual que un músculo, alimento y ejercicio para desarrollarse. El alimento espiritual lo proporciona la lectura y asimilación de la Palabra de Dios. Y la fe se ejercita poniéndola en acción. Así que nútrela y cultívala todos los días mediante tus oraciones y acciones.
No hay que esperar a tener una fe bien robusta para empezar a recibir Mi asistencia. Si necesitas resultados inmediatos pero consideras que te falta fe para obtenerlos, pídeme que aumente tu fe. Sé como el hombre de la Biblia que me rogó que sanase a su hijo sordomudo. Tenía sobrados motivos para dudar de que algo fuera a cambiar. Y en efecto, dudaba. Sabía que su fe era débil. Así que cuando le pregunté si creía que Yo podía sanar a su hijo, respondió: «Creo, Señor; ayuda mi incredulidad». Apenas confesó su insuficiencia y me pidió ayuda, obtuvo así la fe como el milagro. Su hijo se curó en el acto.
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