Muchas personas no oran hasta que se ven en un apuro. Entonces descubren que no tienen una fe que les permita conseguir resultados. Su fe es débil, porque llevan mucho tiempo sin ejercitarla. Además, como antes que les sobreviniera la crisis no le daban mayor importancia a su relación conmigo, se sienten incómodas al acudir a Mí. Se consideran hipócritas e indignas, y no saben por dónde empezar para enmendar las cosas, podríamos decir sencillamente que se olvidan por un instante de que Yo Soy un Dios de infinita misericordia.
Es mucho más fácil orar con plenitud de fe cuando tienes la costumbre de hacerlo y de recibir respuestas Mías, cuando te sientes cerca de Mí porque me abres el corazón día a día, y cuando sabes que has hecho todo lo posible por complacerme. Sin embargo, aunque no cumplas todas esas condiciones, hay esperanza. No exijo perfección de tu parte para responder a tus oraciones. Ayudo a cuantos claman a Mí con fe y humilde fervor.
No tienes más que acudir a Mí en los momentos de necesidad y purificar tu corazón confesando tus faltas y aceptando Mi perdón. Cree que soy capaz de obrar el milagro que necesitas, y lo haré. Lo mejor es que eso puede marcar el inicio de toda una nueva etapa, en la que obtengas más respuestas a tus oraciones y disfrutes de una relación más estrecha conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario