Sin lugar a dudas, la institución más importante de la sociedad es la familia. Una institución que en los tiempos actuales está pasando por una gran crisis.
Cada vez son menos los matrimonios que perseveran y que tratan de cumplir con coherencia lo que prometieron voluntariamente ante el altar: “en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza.” Muchas veces, frente a las primeras dificultades, rompemos nuestros compromisos.
Olvidamos que en la vida pasamos por momentos agradables, pero también, por momentos difíciles. Y en estos segundos es precisamente donde debemos ser fuertes, donde debemos estar apoyados de Dios, en donde tenemos que unirnos como pareja en la oración. Y uno de los ejemplos más elocuentes de lo que debe ser una familia lo encontramos en la fiesta que celebramos en este domingo. En el Evangelio, se nos narra la difícil situación por la que pasa la familia de Nazaret; el rey Herodes el Grande, va a buscar al Niño Jesús para matarlo. José, que es avisado en sueños, tiene que huir con su familia a Egipto. Allí, seguramente vivirán un tiempo, en condiciones difíciles, pues tienen que dejar su tierra, sus familiares, amigos y emigrar al extranjero.
Luego, de su regreso a Israel, la situación no ha mejorado del todo. Herodes el Grande ya ha muerto, pero en la región de Judea, que es la más importante, en donde se encontraba la capital, Jerusalén, está gobernando Arquelao, uno de los hijos de Herodes. Según los historiadores, es un hombre cruel y sanguinario como su padre y por eso José decide instalar a su familia lejos de allí, en la región de Galilea, en una ciudad pequeña y prácticamente desconocida: Nazaret. Allí, Jesús, pasará la mayor parte de su vida.
Todas estas dificultades por las que pasó la sagrada familia, tiene que ser una motivación para todas nuestras familias. No podemos permitir que en ellas reinen los odios o divisiones, debemos permitir que Dios reine y que seamos ejemplos para los demás. En este día, hermanos, pidamos por todas las familias del mundo, para que a pesar de los problemas se mantengan firmes y confíen en el Señor que no nos abandona.
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