Las polémicas que despierta la encíclica ambiental del papa Francisco

En 'Laudato Si' el sumo pontífice pidió una 'revolución' para salvar el planeta.

Una nueva alianza entre el hombre y la naturaleza. Eso es lo que pide el papa Francisco en 'Laudato Si' (Alabado seas), un texto valiente y contundente que propone un cambio radical en la forma de concebir la relación con el medioambiente, pero que, así como generó aplausos, despertó el rechazo en algunos sectores.

En sus 191 páginas, en su versión en español, la encíclica publicada este jueves denuncia el impacto de las personas en el cambio climático y lamenta que sean los pobres quienes sufren las peores consecuencias del maltrato al que el ser humano somete a la Tierra. 

Aunque el Vaticano siempre insiste en que las encíclicas no son textos políticos, son innegables las implicaciones en este campo de 'Laudato Si'. El sumo pontífice denuncia que ni las empresas ni los políticos están a la altura de los grandes desafíos que afronta hoy el mundo.

De hecho, lamenta que algunas decisiones que condicionan la vida de millones de personas se toman solo según los criterios económicos. También dice que los políticos son responsables de su propio descrédito debido a los abundantes casos de corrupción que surgen en naciones de todo el planeta. El Papa parte en este texto de lo que él considera verdades científicas innegables, como el impacto que la acción del hombre tiene sobre el cambio climático. Supera el discurso aún mantenido por algunos sectores económicos sobre si influyen o no los humanos en este fenómeno y pide una “conversión ecológica” para hacerle frente. 

“La mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”, sostiene. Denuncia que muchos de quienes ostentan el poder económico o político “parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas”.

Voces de apoyo y crítica
Estas posturas del papa Francisco no han gustado nada en algunos sectores conservadores de Estados Unidos y otros países. El aspirante estadounidense republicano a la presidencia Jeb Bush, católico converso, mencionó que su política no se verá condicionada por su fe: “No entiendo la política económica de mis obispos o mis cardenales o mi Papa”.

Kishore Jayabalan, director del Instituto Acton, un centro conservador para el estudio de la religión, lamentó que el Papa les eche la culpa de los problemas medioambientales “a los mercados, al consumismo exacerbado y especialmente a las finanzas, en lugar de a los pecados de los hombres”. 

Por su parte, el asesor republicano Michael McKenna le dijo al diario 'The New York Times' que el papa Francisco “está vendiendo una línea de socialismo latinoamericano” y “no está sincronizado con la Iglesia católica” de EE. UU. Incluso medios polacos destacaron que la encíclica puede ser “problemática” para Polonia, uno de los países más adictos al carbón y con una población mayoritariamente católica.

Pero también hubo quienes aplaudieron la encíclica. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, celebró que Laudato Si considere un “asunto moral” el cambio climático. A él se unieron el presidente de EE. UU., Barack Obama –quien dijo admirar profundamente “la decisión del Papa de llamar a la acción sobre el cambio climático de manera clara y fuerte”–, y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro –quien afirmó que el documento es “una bofetada” para la humanidad que él asume como cristiano–. También reaccionaron a favor el Fondo Mundial para la Naturaleza y la organización Greenpeace.

Con esta encíclica, el papa Francisco espera influir en la opinión pública frente a la cumbre del clima de diciembre en París, pues se trata de una cita ineludible para revertir el calentamiento del planeta.

El duro diagnóstico de la situación medioambiental no significa que el pontífice desdeñe la modernidad. Considera que cuando la tecnología y la ciencia están “bien orientadas” pueden producir avances “realmente valiosos para mejorar la vida”

“Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano”, asegura.

Otra de las aportaciones de la encíclica es la inclusión del concepto de “ecología integral”. Para Francisco, “el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos”.

El mundo, según Bergoglio, necesita “políticas con visión amplia” y ciudadanos convencidos de que a través de un cambio en los estilos de vida puede alcanzarse una nueva relación con la naturaleza.

Los puntos polémicos

1. Agua privada
El Papa teme por el control del agua. “Es previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales fuentes de conflictos de este siglo”, escribió el pontífice.

2. 'Un depósito de porquería’
El sumo pontífice acusa a “la política y a las empresas de no estar a la altura de los desafíos mundiales”, tras haber hecho un “uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto” en la Tierra.

3. Limitar el uso de recursos
El jerarca de la Iglesia católica llama a “limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”.

4 ‘Una deuda ecológica’
El Papa denuncia el actual sistema económico mundial que usa la “deuda externa como instrumento de control” y acusa a los países ricos de no reconocer la “deuda ecológica” que tienen con los países en vías de desarrollo.

5 Cumbres mundiales
El Papa dice que “las cumbres mundiales sobre el ambiente de los últimos años no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión política, no alcanzaron acuerdos ambientales globales realmente significativos y eficaces”.

DARÍO MENOR TORRES - Para EL TIEMPO - Roma

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