Carta sobre el Jubileo de la Divina Misericordia

"Misericordiosos como el Padre" 
"Estando él todavia lejos, lo vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y lo besó efusivamente" (Lc 15, 20)
Hermanos, desde el 8 de diciembre de 2015 -en el marco de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción-, y hasta el 20 de noviembre de 2016 (solemnidad de Jesucristo, Rey Universal estaremos viviendo el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, una oportunidad que nos ofrece la Iglesia para que volvamos nuestro camino a Dios Padre, quien siempre nos espera con los brazos abiertos, 

Este Jubileo responde a la situación que está viviendo el mundo en la actualidad: individualismo, consumismo, explotación e injusticias. Ante las grandes heridas que sufre la humanidad, la Iglesia alza su voz y recuerda que hay un Dios que está esperando por nosotros para sanarnos y devolvernos la vida, pero que depende de nosotros buscarlo con libertad. 

Nosotros somos cristianos, hombres y mujeres de fe y compromiso: no podemos ser indiferentes ante la guerra, la corrupción, la violencia y los vicios que ahogan a nuestra sociedad. Cada uno de nosotros ha sido llamado por el Señor para ser su testigo, todo momento y lugar es indicado para mostrar al mundo el amor de Dios, que nosotros mismos hemos recibido de Él.

El Papa Francisco, al convocar este Jubileo tiene un objetivo claro: "Será un año de muchas gracias divinas, que el Señor esparcirá por todos los hombres, ya sean estos creyentes o no creyentes. Será un año para que las mujeres y los hombres salgan de su ensimismamiento (de pensar en sí mismos) y volverse hacia los demás usando la misericordia, el perdón, la comprensión, la ternura". Para alcanzar este objetivo, el Papa escribe esta carta, con la que da indicaciones pastorales para que todos celebremos adecuadamente este tiempo de Gracia. Dice el Papa: "Es mi deseo, que el Jubileo sea experiencia viva de la cercanía del Padre, como si se quisiera tocar con la mano su ternura, para que se fortalezca la fe de cada creyente y, así, el testimonio sea cada vez más eficaz" 

Indulgencia: "No son remisión de los pecados, como algunos erróneamente piensan, sino remisión de las penas temporales debidas por los pecados cometidos y ya perdonados. En efecto, en el Sacramento de la Confesión, el penitente se libera del pecado, recupera la Gracia de Dios, pero la justicia exige una reparación por los pecados cometidos, la cual se realiza por medio de los esfuerzos de esta vida o de la otra, en el Purgatorio. Pero la Iglesia se preocupa por abreviar o suprimir a sus fieles también esta pena temporal, ofreciéndoles diversos medios para obtener su condonación total (indulgencia plenaria) o parcial

El Papa nos invita a descubrir el rostro de un Dios que nos ama y que nos perdona "olvidando completamente el pecado cometido". Como aspectos relevantes de esa sencilla carta, destacamos los siguientes:
  1. Indulgencia a todos los cristianos que se esfuercen por vivir este Jubileo con esmero y dedicación. 
  2. Indulgencia para los creyentes que hagan una breve peregrinación hacia la catedral o demás templos que disponga cada obispo, con un deseo profundo de conversión.
  3. Indulgencia para quienes asistan a los santuarios tradicionales de cada región, participando del Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía.
  4. Indulgencia para los enfermos y adultos mayores, que se ven limitados a desplazarse a los templos, pero que resguardan en su corazón una fe sencilla que, en medio del dolor y el sufrimiento, ama y anhela al Señor.
  5. Indulgencia para las personas privadas de su libertad, especialmente en los centros penitenciarios, que se esfuerzan por reconstruir su vida y reintegrarse a la sociedad; ellos "han tomado conciencia de la injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad. Quienes no pueden asistir a la Eucaristía en sus cárceles, obtendrán la indulgencia "cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre".
  6. Indulgencia para quienes vivan y practiquen con amor las obras de caridad materiales y espirituales, ya que muestran al mundo el rostro misericordioso de un Dios que no se olvida de los que sufren.
  7. Indulgencia para los difuntos, por la oración e intercesión de los cristianos. A ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos dejaron".
  8. Indulgencia para los fieles que participen de los sacramentos en la Fraternidad de San Pío X, especialmente del Sacramento de la Reconciliación: "recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados".
El Papa presta especial atención a la "modificación de la relación con la vida", que atraviesa el mundo moderno: la mentalidad generalizada desprecia la vida y no hace mucho por protegerla. El Papa se refiere particularmente a quienes han cometido el aborto. El diferencia entre quienes han abortado con una "conciencia superficial" de quienes "en cambio, viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por donde ir. Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa".

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