Amado Señor Jesús, Tú eres el Hijo del Padre, el heredero de la viña eterna del Reino; te damos infinitas gracias porque nos has consagrado con el santo óleo en el día de nuestro Bautismo y nos has destinado a servir y trabajar en tu lglesia. Ten piedad de nosotros, Salvador y Redentor nuestro, pues en ocasiones permitimos que el pecado se anide en nuestro corazón y nos haga actuar como cizaña en medio del campo de tu lglesia, nuestro trabajo y familia. Limpianos por la acción de tu Espíritu Santo, para que así, llenos de tu gracia, germinemos y seamos trigo bueno en tus santas manos. Virgen María, Madre y Maestra nuestra, intercede por nosotros ante tu adorado Hijo, para que en el último día nos juzgue en el amor y nos permita gozar de su Presencia por siempre. Amén.
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