Amadísimo Dios de infinita caridad, Tú eres nuestro Creador y Padre, y aun así nos lo has entregado todo en la persona de tu adorado Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Te damos gracias Dios misericordioso, porque nos miras con bondad y no permites que tu ira caiga sobre nosotros, aun cuando renunciamos a nuestra fe por ir detrás de los bienes pasajeros que ofrece el mundo. Te suplicamos que nos ayudes a ser perseverantes en la esperanza, de manera que ninguna situación, por buena o difícil que se presente, nos separe de Ti. Madre del Cielo, Virgen Bendita, no permitas que el sueño del pecado o las distracciones del maligno nos hagan bajar la guardia en este camino hacia tu adorado Hijo. Amén
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