La Iglesia celebra el Santísimo Nombre de la Madre de Dios, que San Lucas señala en su Evangelio para veneración de todos los cristianos: "el nombre de la Virgen era Maria" (Lc 1, 27). Su Nombre significa "Señora", "Doncella" y "Soberana"; por esto la llamamos con respeto y amor con títulos tan dignos. Por primera vez se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la lglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia. El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles se encomienden a Dios, por la intercesión de la Santa Madre, y pidan por las necesidades de la Iglesia. Esta gran devoción se debe, en parte, a las predicaciones de San Bernardino de Siena, que abrió el camino para una conmemoración del Santo Nombre de María. San Bernardino decía: "Este nombre, que significa "estrella del mar, se adapta muy bien a la Virgen Madre con toda conveniencia. Se compara a nuestra Madre querida con una estrella porque, así como la estrella lanza el rayo de su luz sin corrupción alguna, así, sin lesión suya, dio a luz la Virgen a su Hijo. Ella es aquella noble estrella cuyos rayos alumbran todo el orbe, cuyo resplandor brilla en las alturas y cala los abismos; y alumbrando también a la tierra y calentando más bien los corazones que los cuerpos, fomenta virtudes y consume vicios". María es el auxilio de los cristianos, invoquemos su nombre en todo momento y roguemos por su intercesión.
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