Hoy nos reunimos como lglesia para celebrar a nuestra Madre del Cielo, la Santísima Virgen María. Muchas son las advocaciones en las que la Santísima Virgen nos ha mostrado su cercanía y amor, pero la de ser "Madre del Buen Pastor" tiene un sentido especial: María es la pastora amorosa de las almas. Ella intercede ante el Padre y el Hijo para que no nos perdamos, para que siempre podamos volver al rebaño de Dios. La Virgen María fue una mujer sencilla y comprometida con la voluntad de Dios, con lo que nos demostró que en la sencillez podemos ser pastores, para guiar a nuestros seres queridos al encuentro del Señor Jesús. Esta fiesta fue instituida por el Papa Pío Vl el 1 de agosto de 1795, proclamando como oficial la experiencia mística que había tenido Fray Isidoro de Sevilla; una experiencia en la que la Virgen se presentaba como la pastora que lleva las almas hacia el Buen Pastor. Esta advocación de la Virgen tuvo lugar en Sevilla, España, en 1703. Fray Isidoro, movido por el deseo de que todos supieran del amor que la Virgen nos tenía mandó pintar un cuadro de la virgencita con las siguientes especificaciones: "En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sentada en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas de blanco pellico ceñido a la cintura Un manto azul, terciado al hombro izquierdo envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en la espalda, llevará el sombrero pastoril, Y junto a la diestra, aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá el Niño y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólica del Ave María con que la veneran.
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