El Señor de los Milagros de Buga. Septiembre 14

En este jueves sacerdotal celebramos la fiesta del Señor de los Milagros, recordando a aquella mujer sencilla y piadosa que trabajaba de lavandera y ahorraba dinero con el fin de encargar una imagen de Nuestro Señor Jesucristo crucificado para rezarle todos los días. El día que iba a llevar su dinero a su párroco para que le consiguiera la imagen, pasó junto a ella llorando un honrado padre de familia a quién iban a meter a la cárcel porque debía dinero y no tenía con qué pagarlo. La buena mujer se conmovió de aquel hombre e inspirada por un pensamiento caritativo y misericordioso, le dio lo que tenía ahorrado. Aquel hombre, lleno de alegría y de agradecimiento, le deseó que Dios la bendijera y le ayudara en sus labores diarias. La mujer siguió lavando ropa en el río para reunir de nuevo el dinero de la imagen hasta que un día, entre las aguas del río, observó un pequeño crucifijo de madera, que tomó en sus brazos y lo llevó a su choza para venerarlo. Una noche, la mujer escuchó golpecitos en el sitio donde guardaba la imagen; averiguando lo que pasaba se llevó una gran sorpresa al darse cuenta que el Santo Cristo y la cajita habían crecido notablemente. Sorprendida por este acontecimiento le avisó a su párroco, quien, al no encontrar una explicación lógica, confirmó que era un milagro. La gente empezó a venerar la imagen, pero la arañaron para llevarse trocitos como reliquias, lo que condujo al deterioro del Crucifijo. Tiempo después, un visitador eclesiástico ordenó quemar la imagen desfigurada pero milagrosamente esta no se quemó, sino que empezó a sudar y la gente empapaba algodones en el sudor y quedaban sanados Construyeron un templo para la adoración de Nuestro Señor, quien concedía bendiciones aquellos que le pedían salud, tranquilidad y paz en situaciones desesperadas. El Papa Pío XI proclamó que al templo dedicado al Señor de los Milagros de Buga se le concedía la dignidad de Basílica" para que a Colombia y los peregrinos, otorgara milagros según la voluntad de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario