La Oración: El Señor Enseña con Autoridad

“Sálvanos, Señor Dios nuestro; reúnenos de entre los gentiles: daremos gracias a tu Santo Nombre, y alabarte será nuestra gloria”. (Sal. 105, 47)

A las actitudes que se requieren en la oración van unidas otras dimensiones que son fundamentales: 1) El ambiente: es necesario que en la oración "cerremos las puertas", es decir, que nos desconectemos de todo lo que pueda obstaculizar ese momento (celular, música que no ayude a la oración, visitas, etc.); si es posible disponer de un lugar a puertas cerradas o de un espacio donde tengamos concentración, así sea espacio abierto, aprovechemos la oportunidad. 2) Preparación: debemos relajar el cuerpo, tomar agua, lavarnos por lo menos la cara para ahuyentar el sueño, hacer ejercicios de respiración y relajación si es necesario así sea un par de minutos. Algunas veces el cansancio puede ser un obstáculo muy grande, por eso preparemos con tiempo la Biblia, música religiosa, un cirio encendido, una imagen, en fin. Todo lo que nos ayude a orar 3) Silencio interior: si hay un ambiente exterior adecuado, también debe existir un ambiente interior propicio para la oración. "Silencio es oración"; este silencio implica que solamente mis pensamientos estén en lo que deseo por medio de la oración. Estar siempre disponible a escuchar a Dios, sentirlo, dejar que nuestro palpite amor por El. 4) Relación recíproca: en la oración Dios se entrega totalmente, pero nosotros también debemos hacerlo, no solo hacia Dios, sino también hacia a los demás. Una oración que termina en el no es oración; ella nos lleva hacia los demás, que también son imagen de Dios.

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