Pueblo de Sion: mira al Señor que viene a salvar a los pueblos. El Señor hará oír su voz gloriosa en la alegría de su corazón" (Is 30, 19.30)
La Misericordia de Dios no se hace esperar, pues en Jesús Él nos revela su Amor y nos enseña a ser misericordiosos. Nosotros, como imagen y semejanza de Dios, debemos reflejarla en nuestras actitudes y comportamientos, ya que Él se seguirá revelando en la medida que nosotros seamos ese "rostro amoroso y misericordioso". A esto nos invita la primera lectura del profeta Baruc. Por otro lado, San Lucas nos hace la invitación a preparar el camino del Señor, pues con el Tiempo de Adviento nos unimos a la labor de Juan el Bautista. Nosotros seguimos preparando todo para la venida del Señor en la medida que amamos a Dios y al prójimo como a nosotros mismos. El camino continúa y necesita que pasemos por ahí, dejando huellas para que otros las sigan. Los que ya están contribuyendo a la construcción del Reino de Dios, que no olviden las palabras del apóstol san Pablo en la segunda lectura de hoy: "quien inició en ustedes la buena obra la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús". Hermanos, que cada acción que realicemos sea un compromiso con lo que Dios nos pide. Durante este Tiempo de Adviento, revisemos cómo llevamos nuestra vida y si corresponde al plan que Dios ha trazado para nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario