Tiempo de Adviento

"A TI, Señor, levanto mi alma: Dios mio, en Ti confío; no quede yo defraudado; que no triunfen de mi mis enemigos pues los que esperan en Ti no quedan defraudados" (Sal 24, 1-3) 

"ESTÉN SIEMPRE DESPIERTOS Y MANTÉNGANSE EN PIE ANTE EL HIJO DEL HOMBRE"
Queridos hermanos, comenzamos el Tiempo de Adviento marcado, como siempre por la esperanza, virtud que nos da la Gran Noticia de Dios, que dice que el ser humano primero debe ser libre en su interior y cumplir los mandamientos para ser una persona de bien ante la sociedad. El día de hoy, el profeta Jeremías nos plantea cómo Dios cumplirá su promesa en Jesús: recordemos que el pueblo de Israel tenía la esperanza de un libertador, pero lo imaginaban como un líder terrenal; en cambio, Dios tenia destinado para ellos un Mesías distinto, uno que revelara su justicia entre los menos favorecidos. Por otra parte, en este Tiempo de Adviento necesitamos entrar en un proceso de conversión, razón por la cual el apóstol Pablo nos llama a la Santidad en la segunda lectura. La preparación para la Navidad debe incluir un sincero deseo de cambio, de lo contrario no podemos hablar de nacimiento, sino de muerte, porque el pecado está presente. San Lucas, aunque alude a un lenguaje apocalíptico, describe situaciones en las que se requiere la necesidad de saber discernir. Estamos en un mundo donde suceden cosas que pueden confundir y tergiversar la fe, por eso debemos estar preparados para nuestro encuentro con Dios. Lo importante no es lo que pueda suceder, sino el acontecer de nuestra vida espiritual que lleve a la conversión.

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