"Oh Dios, hemos recibido tu misericordia en medio de tu templo. Como tu renombre, oh Dios tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia" (Sal 47, 10-11)
Bendición y Procesión de las Candelas
Oración: Oh Dios, fuente y origen de toda luz, que has mostrado hoy a Cristo, Luz de las naciones, al justo Simeón: dignate santificar con tu bendición estos cirios; acepta los deseos de tu pueblo que, llevándolos encendidos en las manos, se ha reunido para cantar tus alabanzas, y concédenos caminar por la senda del bien, para que podamos llegar a la luz eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor
Hoy se cumplen 40 días contados a partir del 25 de diciembre, fecha del Nacimiento de Jesús. El origen de esta fiesta, con la bendición de los cirios y la procesión, hay que situarlo en Jerusalén en el siglo IV. Sobre esta Fiesta litúrgica, el Papa Francisco, en la Homilía del 2 de febrero de 2017, realiza la siguiente reflexión: "Con ese rito, a los 40 días de nacer, el Señor fue presentado en el templo para cumplir la ley, pero sobre todo para encontrarse con el pueblo creyente. El encuentro de Dios con su pueblo despierta la alegría y renueva la esperanza. El canto de Simeón es el canto del hombre creyente que, al final de sus días, es capaz de afirmar: Es cierto, la esperanza en Dios nunca defrauda (Rm 5, 5). Simeón y Ana, en la vejez, son capaces de una nueva fecundidad, y lo testimonian cantando: la vida vale la pena vivirla con esperanza porque el Señor mantiene su promesa; y será, más tarde, el mismo Jesús quien explicará esta promesa en la Sinagoga de Nazaret: los enfermos, los detenidos, los que están solos, los pobres, los ancianos y los pecadores también son invitados a entonar el mismo canto de esperanza. Jesús está con ellos, Él está con nosotros (Lc 4, 18-19). Este canto de esperanza lo hemos heredado de nuestros mayores, ellos nos han introducido en esta dinámica. En sus rostros, en sus vidas, en su entrega cotidiana y constante pudimos ver cómo esta alabanza se hizo carne". Junto a esta Solemnidad, celebramos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que es un encuentro con Cristo. Así, quien sigue al Señor se pone en el camino de la obediencia, imitando a Jesús que se abajó haciendo suya la Voluntad del Padre, incluso hasta la negación y la humillación de sí mismo (Flp 2, 7-8)
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