Todos los Santos - Noviembre 01

Queridos hermanos, hoy nuestra Iglesia se llena de alegría, con la Solemnidad de Todos los Santos que, con su vida, nos muestran que sí es posible llegar al Cielo. Esta celebración tuvo su origen en el siglo IV. La Iglesia primitiva celebraba la memoria de un mártir en la fecha en la que este recibió la corona que no se marchita. En los tiempos de la persecución el número de mártires llegó a ser tan grande que la Iglesia tuvo que asignar un día común para todos. Tiempo grande que después, el 13 de mayo del 610, el Papa Bonifacio IV dedica el Panteón Romano, antiguo templo pagano, a Santa María y a todos los mártires. Por eso, al principio esta fiesta se celebraba en esa fecha. Sin embargo, el Papa Gregorio III trasladó la fiesta al 1 de noviembre y el Papa Gregorio IV la extendió a toda la Iglesia. El Papa Francisco nos dice que podemos ser bienaventurados y felices, para ello nos propone: "Este es el camino de la santidad, y es el mismo camino de la felicidad; es el camino que ha recorrido Jesús, es más, este Camino es Él mismo. Quien camina con Él y pasa a través de Él, entra en la vida eterna. Pidamos al Señor la gracia de ser personas sencillas y humildes, de saber llorar, de ser mansos, de trabajar por la justicia y la paz, y, sobre todo, la de dejarnos perdonar por Dios, para convertirnos en instrumentos de su misericordia". El Papa Francisco nos motiva con estas palabras a responder al llamado a la santidad que el Señor nos hace, a seguir el camino que Él nos tiene designado y a ver la vida de todos los santos como un ejemplo para continuar dando testimonio en nuestro peregrinar hacia la patria celestial. Hermanos, este es el momento de honrar a todos los santos, incluso aquellos que no han sido canonizados; de esta manera, procuramos mayores gracias multiplicando los intercesores. Los cristianos católicos elevamos hoy nuestra mirada al cielo meditando en la plenitud de la vida eterna que Dios nos regala.

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