El Bautismo del Señor - Enero 12

"Apenas se bautizó el Señor, se abrió el cielo, y el Espíritu se posó sobre Él como una paloma. Y se oyó la voz del Padre que decía: Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto" (Mt 3, 16-17) 

Ser hijos amados que producen gozo en su Padre, porque viven en servicio a los más pequeños

Querida Familia, hoy celebramos como Iglesia la Fiesta del Bautismo del Señor, celebración que marca el inicio del Tiempo Ordinario, periodo en el que nos acercamos a la vida pública de Jesús. Es por esto que la Palabra de hoy nos permitirá entender el Bautismo como la inmersión en la vida de Dios y como un bello camino para ser hijos amados del Padre. El Evangelio nos presenta a Jesús. que llega al Jordán para que Juan lo bautice; con este gesto, el Maestro asume la historia de su pueblo y se sumerge en las aguas para comprometerse con su liberación. Al salir del agua, experimenta al Espíritu de Dios descendiendo sobre El y una voz del cielo le confirma su vocación: ser Hijo amado que produce gozo en su Padre. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, Jesús respondió al llamado porque hizo el bien y se acercó a los oprimidos por el mal, revelando como Padre al Dios que estaba con El; asimismo, hizo sentir a los más vulnerables como hijos amados de Dios. Por eso, Dios Padre se complace en Jesús: porque con su vida lo hace cercano a la humanidad y cumple la promesa que proclama Isaías, pues la caña quebrada de nuestra existencia es restaurada y hay nuevo fuego para la débil mecha de nuestra esperanza. De allí que podamos decir con el salmista «Glorias, pues la voz del Señor triunfa sobre la muerte y nos regala la paz. Ahora bien, esta semana contaremos con una serie de Evangelios que nos ayudarán a vivir nuestra experiencia bautismal, pues veremos a Jesús brindando salud espiritual y física a hombres mujeres enfermos que eran vistos como cañas quebradas o mechas débiles. Asimismo, veremos a Jesús llamando a sus cinco primeros discípulos para que, como Él, tengan la experiencia de vivir en Dios Padre y, en virtud de la fuerza del Espíritu, entreguen su vida para que la Buena Noticia llegue a todos sin distinción.

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