Señor Jesús, hemos llegado al final de este año 2020, tiempo que ha desafiado nuestra fe y nos ha llevado a descubrirte actuando en medio de nosotros de una forma más intensa. A través de diferentes formas nos has recordado que eres el Dios fiel que jamás nos abandona y nos fortalece en medio del dolor o la dificultad. Gracias, Señor, porque al finalizar este año desea renovar nuestra esperanza, para que, de tu mano y confiados en tu gracia, dejemos atrás el temor por el futuro y demos pasos firmes hacia adelante, en procura de conquistar nuevas metas y crecer en fidelidad hacia Ti. Gracias por recordarnos el valor de la vida, la fuerza que tiene una sonrisa, el poder sanador que hay en un abrazo y los milagros que pueden obrar las miradas de ternura y compasión. En este año, también aprendimos nuevas maneras de ser Iglesia y mantuvimos viva la llama del Evangelio en medio de tantas dificultades; gracias, Señor por aprovechar cada coyuntura histórica para hacernos crecer como discípulos y convertir nuestros hogares en auténticos santuarios de encuentro contigo a través de la oración en familia y la comunicación remota con los compañeros de misión. En tus manos está nuestro porvenir, por ello, queremos dejar atrás todo aquello que nos separa de Ti, para que el Año Nuevo 2022 sea la oportunidad de crecer espiritualmente y cosechar los frutos de la semilla de humildad, conversión y fraternidad que sembraste en nosotros en este año 2021. Nos confiamos al amparo de tu infinita Misericordia, pues solo Tú, Señor y Dios Nuestro, tienes el Poder y la Gloria, Por los Siglos de los Siglos. Amén.
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