Hoy celebramos la fiesta del Señor de los Milagros de Buga, devoción de gran arraigo en Colombia. La leyenda dice que una mujer indígena estaba lavando ropa en el río Guadalajara, en Buga (Valle del Cauca); con el dinero que le dieran a cambio, pensaba comprar una nueva imagen de Jesucristo. Logró ganar suficiente para encargar la imagen; sin embargo, al ver la tristeza de un vecino que iba a ser encarcelado por una deuda que no podía pagar, sintió compasión y decidió darle el dinero. Al poco tiempo, la humilde lavandera, mientras realizaba su trabajo, vio un objeto brillante que bajaba por el río: un crucifijo de madera que consideró un regalo del cielo. La mujer lo llevó a su casa y lo puso en medio de un altar. Al día siguiente, cuando la anciana se despertó, descubrió que la imagen había aumentado de tamaño. Después de que las autoridades eclesiásticas dieron fe de la autenticidad del hecho 70 reales, dinero milagroso, la devoción a la imagen aumentó y se decidió construir una ermita. En 1907 se construyó la basílica actual y en 1937 se le otorgó el título de Basílica Menor. Durante siglos, Buga ha sido un sitio de peregrinaciones por los testimonios de la intervención divina del Milagroso. Recordemos que quien hace los milagros no es la imagen que es de madera o yeso, sino Nuestro Señor Jesucristo cuya Pasión y Muerte recordamos cuando veneramos su imagen.
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