"Simeón dijo a María: mira, este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a Ti una espada te traspasará el alma" (Lc 2, 34-35)
Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora de los Dolores, en la que recordamos las siete ocasiones en las cuales la Virgen María participó en los dolores de Nuestro Señor. En el siglo VIII los escritores eclesiásticos ya mencionaban la Presencia de la Virgen María en el Calvario, a lo que llamaban «la Compasión de la Virgen». En el siglo XIII, se fundó en Florencia (Italia) la Orden de los Frailes «Siervos de María», comunidad que sentía una devoción particular por los Dolores de la Virgen y que tenía una autorización especial para celebrar una festividad en memoria de los siete dolores el tercer domingo de septiembre. A partir del siglo XV se extendió a toda la Iglesia. En un principio la fiesta se celebraba el tercer domingo de septiembre, pero el Papa Pío VII fijó la fecha el 15 de septiembre, un día después de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz (que en algunos países se celebra el 14 de septiembre, pero en Colombia se celebra el 3 de mayo). Según el Papa Francisco: «Hoy nos hará bien detenernos un poco y pensar en el dolor y las penas de Nuestra Señora. Y en cómo las ha llevado, con fuerza, con llanto: no era un llanto falso, era su corazón destrozado por el dolor».
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