Como San José, custodiemos a Jesús y adorémoslo en Silencio - Dic 23

Hoy es el alumbramiento y la Virgen María y san José no parecen una familia muy afortunada. María experimenta los dolores que anuncian que pronto su Hijo va a nacer. Imaginemos el sufrimiento de José por no hallar un sitio adecuado para María y para que el Hijo de Dios pueda nacer dignamente, pues todas las posadas estaban ocupadas y no había lugar para ellos. Seguramente, alguien se compadeció ante su angustia y al ver a María en su dolorosa situación, les advirtió que a las afueras había cuevas en las que se albergaban algunos animales para que se protegieran en la noche fría, posiblemente allí podrían encontrar abrigo mientras se desocupaba algún sitio para ellos. José, presuroso, reúne pajas preparando un espacio medianamente cómodo para que María pueda reposar. Mientras tanto, Ella, angustiada ante la novedad de este acontecimiento y ante el dolor físico que experimenta, lo mira con dulzura y gratitud. De esta manera, han tenido su Hijo en medio de grandes dificultades; sin embargo, están llenos de profunda alegría, porque se aman, se ayudan, y sobre todo están seguros de que en su historia está la obra de Dios, quien se ha hecho presente en el pequeño Jesús. José, el humilde carpintero, prepara un pequeño pesebre lleno de pajas para ofrecer calor al niño y mientras lo contempla, llora de alegría. Dispongamos nuestro corazón para adorar a Jesús en silencio como lo hizo san José y ofrezcámosle el abrigo de nuestro corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario