La profecía del rechazo - Diciembre 21

Muy pronto vendrá el Señor que domina los pueblo y se llamará Emmanuel, porque tenemos a Dios-con-nosotros.

Jesús fue despreciado incluso antes de su nacimiento y cargó con este sentimiento hasta su Cruz. El nació en un pesebre, donde duermen los animales, porque no había lugar para su familia en el albergue (Lc 2, 7) De esta manera, Jesús encarna lo que dice San Juan en su Evangelio: "Vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron" (1, 11). Esta actitud del pueblo fue profetizada por Isaias en el capítulo 53, cuando advierte que el enviado por Dios creció sin presencia y sin apariencia, despreciado y marginado; un "Don Nadie" que cargó con nuestros males y soportó todas nuestras dolencias. Sin embargo, como dice San Juan en su Evangelio (12, 37), "aunque había realizado tan grandes signos delante de ellos, no creían en Él". Hermanos, el niño Jesús que esperamos en el pesebre no vendrá para sorprendernos con su gloria ni para dejarnos con la boca abierta por sus obras, pues eso es lo que espera el mundo (grandes signos para creer), El vendrá en la humildad de un recién nacido y a lo largo de su vida vivirá en la sencillez y la humildad El no hará gala de su dignidad de Hijo de Dios para conseguir beneficios, sino que nos invitará a ser grandes a través del servicio a los más necesitados. Jesús vino y el pueblo no lo reconoció; nosotros hoy tenemos la oportunidad de presenciar su nacimiento espiritual no dejemos pasar la oportunidad de escuchar su voz y comprometernos con su servicio sin falta.

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