Es la primera santa colombiana que mostró el rol esencial de la mujer en la misión de la Iglesia a través de su trabajo como misionera en medio de las comunidades indígenas y afrodescendientes. Laura Montoya nació en JericÓ, Antioquia (Colombia) el 26 de mayo de 1874. Se crio en difíciles condiciones económicas, pero, gracias a su inteligencia activa y despierta, se instruyó a sí misma mediante la lectura de libros que tomaba prestados, mientras anhelaba algún día ser monja carmelita. A los 16 años obtuvo una beca para formarse como maestra en Medellín, donde trabajó por algún tiempo; sin embargo, por diversas circunstancias fue enviada a la Ceja (Antioquia, Colombia), a dirigir la fundación de un colegio. Allí se percató del abandono en el que el Estado y la Iglesia tenían a las comunidades indígenas con respecto a su educación, formación en la fe y acogida social; fue en ese momento cuando Laura comprendió que el Señor le estaba encomendando una misión especial. A sus 39 años se trasladó a la población de Dabeiba (Antioquia, Colombia), en compañía de seis mujeres catequistas para iniciar su obra con los indígenas Embera Katío, la cual contó con el respaldo del Obispo de Santa Fe de Antioquia, Monseñor Maximiliano Crespo Rivera. El 14 de mayo de 1914, la querida Madre Laura fundó la Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, y desde ese entonces se entregó con ahínco a servir a Cristo que se le presentaba en los rostros de los hermanos indígenas y afrodescendientes . Santa Laura Montoya murió en 1949 y fue canonizada por el Papa Benedicto XVI en el año 2013.
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