Nuestra Fe Cristiana frente a las celebraciones del mundo - Octubre 31

Las fiestas y carnavales donde hay disfraces y máscaras no son prácticas nuevas. En la Biblia, por ejemplo, encontramos varias fiestas religiosas y había una muy particular llamada la fiesta de Purim, descrita en el libro de Ester (Cfr. Est 9, 20-32) donde se celebraba la victoria que Dios le concedió a Israel contra los odios y deseos de exterminio de Amán, miembro del pueblo persa, y que había engañado al rey persa Asuero para lograr su cometido. Gracias a Ester, judía ejemplar, Dios logra salvar a Israel y en honor a ello se celebra Purim, fiesta en la que todos usan máscaras, los niños se disfrazan, y se hace ayuno y obras de caridad. Ahora bien, hoy muchos celebrarán el Halloween, una fiesta que tiene sus orígenes en los países nórdicos europeos y que ha sobrevivido porque en un principio se unió a la vigilia nocturna que las personas hacían, previa al amanecer del día 1 de noviembre, donde se celebraba la festividad de todos los santos. Según la creencia popular, la noche del 31 de octubre los espíritus de los ancestros salían a buscar a sus familiares vivos para que los acompañaran en sus tumbas, así que los parientes se disfrazaban para evitar ser reconocidos. Tristemente, el carácter de esta tradición se ha desfigurado, introduciendo aspectos negativos en donde muchos le rinden culto al mal. Por esto, esta noche, revistámonos de Cristo, de buenas obras y si queremos usar un disfraz, está bien hacerlo, pero participemos en la velada desde la actitud de la fiesta de Purim, donde buscamos ayudar a los más necesitados, compartir con nuestros niños , y de manera especial, recordar la obra liberadora de Dios en nuestra vida.

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