Hermanos, llegamos al sexto día de la Novena y estamos invitados a reflexionar en el rol vital que juegan abuelos y demás familiares en nuestra existencia. La presencia y legado de los abuelos en una familia es transversal, ya que nuestro desarrollo como personas dependientes de que podamos descubrirlos como nuestras raíces conscientes de todo lo que hemos recibido de ellos en cuanto a espiritualidad, carácter, afectividad y ejemplo de vida. El reconocer todo esto nos ayuda a clarificar nuestro puesto en la familia y el proyecto de vida al que estamos llamados para sanar la historia familiar y ayudarla a avanzar; por ello, es importante que dediquemos tiempo a escuchar a nuestros abuelos, y si ya no están, pidamos a nuestros padres y tíos que nos cuenten quiénes eran, qué enseñanzas les dejaron, eran eran sus cualidades y en qué aspectos de su vida tuvieron grandes luchas, pues esto nos enseña, y especialmente a las nuevas generaciones, a ser agradecidos y reconocer que no vinimos a la vida de la nada, sino que Dios nos regaló la oportunidad de crecer en una familia con una historia que alimenta de forma concreta la nuestra y nuestro corazón palpita con la sabiduría de los abuelos, que ha pasado a padres, tíos, hermanos y primos. Cada generación ha sido distinta con un mundo lleno de oportunidades por alcanzar, por tales motivos hoy es bueno agradecerle a Dios por nuestros abuelos y demás familiares, pues todos y cada uno son un regalo del Señor. De igual modo, cada uno de nosotros somos un don de Dios para nuestra familia y debemos empeñarnos en hacerles el mayor bien posible porque este año, Nuestra Familia es Belén.
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