Cuarto Domingo de Adviento: Jesús es la certeza de que Dios está con nosotros y nos ama - Diciembre 20

"Cielos, destilen el rocio, nubes, derramen la victoria ábrase la tierra y brote la salvación 
(Is 45,8) 

Hermanos, hoy nuestra alegría ha llegado al punto máximo, pues la espera llega a su fin y pronto recibiremos en el corazón la renovación de la gracia de la Encarnación del Hijo de Dios, acontecimiento que renueva nuestra esperanza porque nos regala una gran certeza: el Cielo ha bajado a la tierra y Dios estará siempre con nosotros ya favor nuestro. Celebrar que Dios, en Jesús, se hizo ser humano, significa que nuestra corporeidad, afectividad, intelecto y espiritualidad son espacios de gracia donde se manifiesta el amor de Dios. En este sentido y acorde al mensaje de la liturgia de hoy , la Presencia de Jesús en nuestra vida significa la llegada de la plenitud del Reinado de Dios, una autoridad que busca sanar, integrar y potenciar al ser humano para que se haga solidario y respetuoso con el prójimo y la creación. celebrar la Navidad significa celebrar que Dios, en Jesús, vive con intensidad nuestra historia y nada de lo nuestro le queda velado o escondido; al contrario, todo lo humano, en sus luces y sombras, queda por la Encarnación, consagrado al Padre para su restauración y plenitud. ¿Cómo dejar nacer a Jesús hoy? Dejando atrás actitudes egoístas e indiferentes, diciendo «no» a todo aquello que atente contra nuestra salud física, mental o espiritual, luchando por establecer relaciones familiares basadas en el respeto y la lealtad, construyendo comunidades desde el perdón y la reconciliación, y tratando la naturaleza con una conciencia racional. Que amparados en el «si» de María, sepamos acoger a Jesús como promesa del Padre y acción del Amor del Espíritu, que hace de nuestra humanidad el templo más bello para habitar.

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