Jueves Santo

ESTO ES MI CUERPO, QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS
(Papa Benedicto XVI)

El inicio del Triduo pascual es el Jueves Santo. Durante la misa Crismal, que puede considerarse el preludio del Triduo sacro, los presbíteros, rodeados por el pueblo de Dios, renuevan las promesas formuladas el día de la ordenación sacerdotal. Se trata, año tras año, de un momento de intensa comunión eclesial, que pone de relieve el don del sacerdocio ministerial que Cristo dejó a su Iglesia en la víspera de su muerte en la cruz. Para cada sacerdote, esta víspera de la Pasión es un momento conmovedor: allí, el Señor se nos entregó a sí mismo, nos dio el sacramento de la Eucaristía, nos dio el sacerdocio. Es un día que toca el corazón de todos nosotros. Luego se bendicen los óleos para la celebración de los sacramentos: el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos y el santo crisma. Por la tarde, al entrar en el Triduo pascual, la comunidad cristiana revive en la misa de la Cena del Señor, lo que sucedió durante la última Cena. En el Cenáculo, el Redentor quiso anticipar el sacrificio de su vida en el Sacramento del pan y el vino convertidos en su Cuerpo y su Sangre: anticipa su muerte, entrega libremente su vida, ofrece el don definitivo de sí mismo a la humanidad. Con el lavatorio de los pies, se repite el gesto con el que Él, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo (Jn 13, 1) y dejó a los discípulos como su distintivo, con este acto de humildad, el amor hasta la muerte. Después de la misa de la Cena del Señor, la liturgia invita a los fieles a permanecer en adoración del santísimo Sacramento, reviviendo la agonía de Jesús en Getsemaní. Lamentablemente, vemos cómo los discípulos se durmieron, dejando solo al Señor. También hoy, con frecuencia, nosotros, sus discípulos, dormimos. En esta noche sagrada de Getsemaní, queremos permanecer en vela, no queremos dejar solo al Señor en esta hora. Solo de esta manera, podemos comprender mejor el misterio del Jueves santo, que abarca el triple sumo don del sacerdocio ministerial, de la Eucaristía y del mandamiento nuevo del amor.

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