UNO DE VOSOTROS ME VA A ENTREGAR
(Papa Benedicto XVI)
El Evangelio de este día se refiere a la traición de Judas y su negativa a aceptar el amor predicado por Jesús. La hora de la pasión ha llegado, la glorificación del Mesías se acerca con prontitud y es anunciado por Él de manera muy clara, este anuncio seguido de la profecía sobre la negación de Pedro es una llamada de atención a todos nosotros los que “seguimos a Cristo” a lo largo de nuestra vida. ¿Cuántas veces, impactados por las celebraciones, liturgias, procesiones o representaciones que caracterizan a esta semana unidos al clima penitencial propio, nos llevan a hacer una “reflexión pronta y sin medida” de nuestra vida, lo que culmina con una “rápida conversión” y un “compromiso” de mejorarla, que al paso de los días olvidamos? Cristo nos hace ese llamado, en la persona de Pedro, a rectificar nuestra actitud, a dar nuestra vida sin condiciones y con la seriedad propia que conlleva su entrega por nosotros. Este pasaje de Juan tiene muchos elementos en común con la parábola del Sembrador, en especial, el punto en que se hace referencia a la semilla que cae entre piedras. Esa semilla crece pero, por no tener raíz, se seca rápidamente. Muy revelador resulta ese pasaje para nosotros, ya que podemos vernos representados en esa semilla sobre piedra. ¿Somos aquellos que, al escuchar la Palabra de Dios, nos sentimos ilusionados con ella, pero al sentir el rigor que eso implica renunciamos sin más lucha? Pongamos especial atención a la oración colecta del día y pidamos “celebrar los misterios de la Pasión del Señor con tal fe que merezcamos su perdón” a fin de que desde lo más íntimo de nuestro ser se suscite un cambio de vida y de actuación ante los demás.
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