Miércoles Santo

“OS ASEGURO QUE UNO DE VOSOTROS ME VA A ENTREGAR”

La Cuaresma va terminando, puesto que mañana, en las horas de la tarde, con la Cena del Señor, Misa Vespertina del Jueves Santo, empieza el Sagrado Triduo Pascual, donde, para bien de la humanidad, se da el culmen del Misterio de la Redención: la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. La Liturgia de la Palabra del día de hoy nos propone meditar la traición de uno de los discípulos de Jesús: Judas Iscariote. Ayer meditábamos el pasaje evangélico de San Juan, donde presentaba a Judas saliendo de noche para entregar al Maestro. La Liturgia de hoy nos presenta a Judas entregando al Señor. “Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» Ellos se ajustaron con él en treinta monedas” (Mt 26,14-25). Queridos hermanos, es una traición a Aquél que nos ha dado todo, y por el que Dios Padre ha creado todo: “todo fue creado por Él y para Él” (Col. 1,16). A Jesús le duele el corazón no tanto por haber sido traicionado, sino por ver a un hijo de Dios alejarse irremediablemente de Él. Cuando el amor hacia el Señor se entibia, la voluntad cede a otros intereses, donde se deja llevar por las pasiones e instintos y no por la razón y por el amor. Aparentemente lo superficial y pasajero “nos ofrece platos más sabrosos pero, en realidad, condimentados por degradantes e inquietantes venenos”. Debemos esforzarnos por trabajar por nuestra salvación. Hemos de recordar que la Salvación ya está dada por la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, solo que a esa Salvación ya otorgada, YO, diariamente le digo SÍ. Le digo Sí al Señor con una conversión radical de vida, de actitud, de mentalidad y manera de vivir, para pasar a vivir en el amor de Dios, ayudando al prójimo, trabajando honradamente, quitando el orgullo de mi vida, estudiando diligentemente, perdonando las faltas que me han hecho, haciendo obras de caridad, viviendo mi fe en Dios desde los Sacramentos y la oración y no yendo donde brujos o creyendo en magia y en supersticiones. ¡Eso y muchas cosas más! El Evangelio de San Mateo narra la escena donde Jesús, consternado, dijo: “Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar” (Mt. 26, 21). Pidámosle al Buen Dios, la gracia necesaria para conocerlo, seguirlo y amarlo hasta la eternidad. Que la Santísima Virgen, nos ayude para no estar en el grupo de los que entregan diariamente al Señor.

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