Dios y Padre nuestro, tú te complaces con el arrepentimiento del pecador y la conversión del perverso, por eso, Señor de bondad, te damos gracias, porque no te fijas de nuestros errores, sino que nos invitas a dejar atrás nuestros errores para renacer a la vida verdadera. Te pedimos perdón por las veces que nos hemos comportado como la multitud del Evangelio y hemos dudado de tu divinidad, del amor y del poder de tu Hijo Jesucristo. Permítanos confiar en que siempre quieres lo mejor para nosotros y que tu santísima voluntad no me puede traer sino felicidad. Bendice Señor a nuestros hermanos que se encuentran alejados de la iglesia, para que en este tiempo de cuaresma puedan encontrar el camino de regreso y se permitan la oportunidad de volver a creer en ti, fuente de bondad y gracia que nunca defrauda. Te pedimos fuerzas Señor, para emprender las transformaciones necesarias en esta vida, sabemos que no es fácil cuando tenemos un vicio una mala costumbre, pero estamos seguros que nos darás la fortaleza necesaria para lograrlo. Santísima Virgen María, Madre de todos los humildes que se arrepienten de corazón, toma nuestra vida y haz de ella una ofrenda agradable a tu Santísimo Hijo. Amen.
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