La Iglesia somos todo el conjunto de los bautizados; por lo que nos une una fe, unos principios y unas esperanzas comunes. El mundo moderno, tan marcado por el comercio y la globalización, hace que olvidemos aquello que nos caracteriza: la unión con Cristo. Lo que se celebra de hoy (Halloween, día de las brujas, etc.) no es más que la manifestación clara del poder que el comercio ejerce sobre nuestras vidas; ahora bien, no desaprovechemos esta oportunidad para anunciar a Cristo, pues como San Pablo valgámonos de todas las plazas o lugares de encuentro, para proclamar la verdad y la vida. S vamos a disfrazar a nuestros niños o a nosotros mismos, no lo hagamos con figuras comerciales o terroríficas sino con personajes importantes para nuestra fe: santos, mártires, religiosas entre otros. Pero más importante, revistámonos de Cristo y hagamos que los niños también se revistan del Señor, no tanto en la apariencia (que ayuda), sino más en valores como la unidad el respeto, el amor y la comprensión Hagamos de este día una oportunidad para encarnar con fuerza el rostro del Señor. Que las máscaras, las capas y el maquillaje, no superen la belleza de nuestro amor, servicio, oración y solidaridad. Al respecto de revestirnos de Cristo, el Papa Francisco dijo "Queridos hermanos y hermanas estemos unidos a Jesús, confiemos en El, orientemos nuestra vida s su Evangelio alimentémonos con la oración diaria, la escucha de la Palabra de Dios, la participación en los sacramentos". No dividamos nuestra fe, pero tampoco condenemos al mundo, seamos audaces y hagamos de este día un espacio para que el nombre del Señor sea alabado.
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