La Corona de Adviento

Los cristianos nos organizamos en torno al Señor Jesús, por esto, no podemos permitir que el ruido, el comercio y los afanes laborales o académicos nos aparten de su Presencia. La Corona de Adviento simboliza el camino que recorremos los cristianos para encontrar al Salvador recién nacido su forma circular indica la plenitud a la que aspiramos todos los cristianos. También significa la dignidad, la realeza, la grandeza y la victoria de los que creemos en Jesús. 

La Corona está compuesta por cuatro cirios: tres morados y uno rosado; este último simboliza el gozo por la del cumplimiento de la esperanza y se enciende el tercer domingo de Adviento, los demás se encienden uno cada domingo, comenzando el próximo 29 de noviembre. A esto se suma un cirio blanco en el centro que simboliza a Cristo, luz del mundo y cumplimiento de toda esperanza. Los cirios, junto con la corona verde que los sostiene, son el reflejo del anhelo de la Nueva Vida que llega al mundo con el Nacimiento del Señor. Por tanto, es recomendable que en nuestra casa tengamos nuestra corona, que encendamos cada uno de sus cirios en familia, y que unidos elevemos una oración al Señor para que El nazca en nuestros corazones (Mt 18, 20) 

Recorramos este camino del Adviento con las siguientes indicaciones: 
  • Nos persignamos y santiguamos. 
  • Súplica al Espíritu Santo. 
  • Acto de contrición.

Bendición de la corona de Adviento 

Te damos gracias, Señor, porque siempre estás con nosotros en el camino de la vida y porque nos p bendecirte y tenerte presente cada día. Gracias por nuestra convivencia comunitaria y por esta corona de Adviento que hoy consagramos a tu Nombre para que sea el centro de nuestra oración y reflexión mientras caminamos a la Navidad. Escucha, pues, Padre bueno, nuestras súplicas: bendice esta corona de Adviento y bendícenos también a nosotros como comunidad, danos tu paz, tu amor y tu unidad. Ayudanos a vencer las tentaciones y no nos dejes caer en el pecado que nos aparta de Ti. Ayúdanos a preparar la venida de tu Hijo Jesucristo, luz del mundo, para que ilumine nuestra vida y nos guíe por el camino de la verdad y del bien. Él, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

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